El difícil camino hacia la vinculación de pequeñas y pequeños productores con los mercados. 

Por José Grajales, Ali Becerril y Marcos López

Al menos desde 2015, Heifer Internacional dio un importante giro en su enfoque de desarrollo que apoya a pequeños productores en una veintena países en el mundo, este cambio de enfoque implica dejar el modelo marcadamente asistencial e impulsar un modelo de desarrollo que fortalezca el autodesarrollo de productoras y productores en pequeña escala frente a la exigente demanda de mercados agropecuarios, sin dejar de lado nuestro modelo empresarial basado en valores que es la base de nuestra misión institucional: combatir la pobreza y el hambre mientras cuidamos el medio ambiente.

Este giro implica grandes desafíos y uno muy importante es elevar de la situación de múltiples carencias a la población rural e indígena, es decir, población en rezago social[1], y conseguir que, con ello, vayan cambiando su mentalidad y sus competencias y habilidades para estar en condiciones de ser actores de mercado sostenibles. En resumen, se trata de dotar de condiciones materiales a las familias productoras para mejorar sus medios de vida (dieta nutritiva, vivienda digna, otras necesidades básicas y costos inesperados[2]) y, a partir de esto, convencernos y convencerlas de que pueden integrarse a mercados eficientes y competitivos como actores de mercado y ser generadores de ecosistemas económicos basados en valores, inclusivos y generadores de prosperidad.

[1] . En México se usa el concepto de rezago social como parte de la evaluación y dimensionamiento de la pobreza, así “El Rezago Social es una medida que, en un índice y en un grado, resume indicadores agregados del acceso a algunos de los derechos sociales de las personas y de sus bienes en el hogar para las diferentes desagregaciones geográficas (entidades federativas, municipios y localidades). De tal forma que, nos permite dar seguimiento a indicadores relacionados con cuatro dimensiones señaladas en la Ley General de Desarrollo Social (LGDS): rezago educativo; acceso a los servicios de salud; calidad y espacios de la vivienda; y, servicios básicos en la vivienda. Adicionalmente, se incorporan indicadores referentes a los bienes del hogar.” (Consultado el 2 de abril de 2024 en el siguiente vínculo: https://www.coneval.org.mx/Medicion/IRS/paginas/que-es-el-indice-de-rezago-social.aspx#:~:text=El%20Rezago%20Social%20es%20una,federativas%2C%20municipios%20y%20localidades).

[2] . Con esta perspectiva es que Heifer Internacional construye y actualiza cada cinco años el parámetro de ingreso digno o Living Income Benchmark (LIB) que es una cuantificación que permite establecer monetariamente las metas claras para que las familias salgan de la pobreza. En México el LIB se actualizó en el año 2022 y se estableció en $5,848.50 usd. Es decir, si las familias logran generar ingresos por esa cantidad en un año, podrán salir de la pobreza y mejorar considerablemente sus medios de vida.

En ese contexto, es que compartimos a las y los lectores una experiencia esperanzadora en ese difícil camino.

La unión hace la fuerza: El establecimiento de centros de acopio comunitarios.

En el contexto del proyecto Mujeres Emprendedoras, ha sido un gran logro tener centros de acopio que generan una opción estratégica para vincularse a mercados de una manera comunitaria y organizada, lo cual sería imposible de hacer como productorxs individuales, ya que no se tiene la escala de producción necesaria.

Un centro de acopio comunitario es un punto de concentración y almacenamiento de alimentos establecidos en las comunidades y liderado por las y los productores de pequeña escala. En la cadena de huevo de gallina libre de jaula y estrés, un centro de acopio comunitario busca garantizar la calidad, inocuidad y trazabilidad del huevo para la comercialización.

Un centro de acopio comunitario no es un paso obligado en el proceso de comercialización; es un paso que se da de acuerdo con el desarrollo organizativo de un grupo de productoras de huevo. Es decir, si las productoras han resuelto la comercialización de manera individual un centro de acopio comunitario no tiene razón de ser. Por el contrario, si un grupo de productoras han avanzado en la vinculación al mercado de manera colectiva un centro de acopio se hace necesario para garantizar que se cubra la demanda del huevo solicitado. De esta forma podemos concluir que no en todos los grupos será viable un centro de acopio comunitario y que en un grupo existe la posibilidad de que algunas productoras no participen. Pero también es importante decir que un centro de acopio es un paso en el desarrollo de los emprendimientos rurales que pasan de ver la producción sólo como autoconsumo a verla desde una visión empresarial.

Espacios autogestionados.

Un centro de acopio comunitario debe establecerse en un espacio que este administrado por las productoras de huevo, pues si la administración depende de alguien más, las productoras de huevo tendrían que ajustarse a tiempos ajenos a su dinámica de vida y eso no les permitirá tomar decisiones sobre todo en cuanto a horarios. Por otro lado, si tuvieran que construirlo en un espacio público como un parque o una cancha techada, no se podría garantizar la inocuidad del huevo.

El espacio puede ser la vivienda de una de ellas, de ser posible la que está en el lugar más céntrico para el grupo de productoras. Sin embargo, esto no debe ser impuesto, sino debe responder a un proceso organizativo en la cual las productoras propongan y tomen acuerdos con respecto al lugar. No está demás decir, que la propietaria debe de estar de acuerdo. Al hacerlo en un espacio de la vivienda de una productora, existe un límite con respecto a la infraestructura, pues es probable que no sea posible un espacio exclusivo para el acopio, sino será un espacio compartido con la familia de la productora, por lo que debe de tratarse con mucho respeto, sobre todo en lo que a horarios se refiere.

El espacio que servirá como centro de acopio comunitario, debe de ser ventilado, alejado de químicos, animales, baños, letrinas, sumideros o cualquier cosa que ponga en peligro la inocuidad del huevo o la integridad de las productoras. Una de las sugerencias es que este lugar pueda rotar cada determinado tiempo para evitar que la responsabilidad del acopio caiga sobre una sola persona, la dueña de la casa; pues esto puede llegar a ser cansado.

Es importante mencionar que la construcción de estos espacios comunitarios, no sólo son un fenómeno material o de solución de una infraestructura, sino que es una adaptación e invención de condiciones comunitarias para insertarse al mercado de comercialización y venta de huevo desde la desigualdad usando tradiciones y una cultura comunitaria que facilita resolver estas condiciones materiales. Lograr esto desde la individualidad sería casi imposible.

Para montar un centro de acopio es necesario tener un mínimo de equipamiento. Hay que recalcar que esto no necesariamente tiene que ser nuevo, se puede usar lo que se esté al alcance.

  1. Preferente mente que sea de fácil limpieza, por ejemplo, una mesa de plástico. En esta mesa se realizará el pesado del huevo por lo que debe estar limpia y colocada en un lugar en la que esté completamente firme.
  2. Báscula. Si el cliente demanda peso, es necesario tener una báscula que permita pesar el huevo de manera individual.
  3. Hojas de registro. Si las productoras así lo desean pueden tener su registro en una libreta de acuerdo con cómo se organicen y entiendan. Sin embargo, es necesario tener una hoja de trazabilidad y pago en la que se identifique a la productora, la cantidad de huevos que llevó, el monto a recibir como pago por el huevo, si este fue pagado o queda pendiente y su firma de conformidad. Esto permitirá mantener registros financieros claros.
  4. Las etiquetas son necesarias para la trazabilidad, en esta se identifica el código de la productora, la comunidad y la fecha de postura del huevo.
  5. Filers de plástico o cartón. Dependiendo de la forma en que lo demande el cliente los huevos pueden estivarse en casilleros de cartón o plástico. En cualquiera de los dos casos el centro de acopio comunitario debe contar con ellos para asegurar el correcto empaque del huevo.
  6. Caja transportadora. En esta caja se colocará el huevo una vez que se haya asegurado de que cumple con la calidad requerida (peso, limpieza, frescura, etc.)
  7. Plataforma para colocar la o las cajas transportadoras. Se recomienda que la caja transportadora no se encuentre directo en el piso para asegurar la inocuidad. Por lo tanto, se sugiere tener una plataforma que permita esta acción, puede ser una tarima u otras cajas que estén limpias.
  8. Caja de seguridad. En esta se pondrá el dinero que se recibe a la venta del huevo.
  9. Tarjetero de inocuidad. Proporcionado por el equipo técnico.

Además de esto, se puede tener otra mesa que ayude a estibar el huevo, una calculadora, carteles con los requerimientos del peso del huevo, el precio al que se pagará y el número de huevos que se debe entregar.

Construcción de Gobernanza.

Podemos definir tres responsabilidades básicas para el acopio 1) Tesorería, 2) Registro y 3) control de calidad (trazabilidad e inocuidad del huevo).

Es recomendable que las responsabilidades se distribuyan entre las productoras del grupo, sin embargo, es posible que una sola productora tenga más de una responsabilidad, esto no es lo ideal, pero es un hecho en algunos de los grupos de productoras de huevo. Una recomendación importante es rotar las responsabilidades.

La tesorera es quien resguarda el dinero, quien recibe el pago de los clientes y paga a las productoras. Muchas veces esta responsabilidad recae en la dueña de la casa en la que se hace el acopio. Esto se debe a que la mayoría de las veces quien recoge el huevo no pasa a la misma hora en el que se hace el acopio.

Es importante que los informes financieros sean claros y se compartan oportunamente y con transparencia para evitar malentendidos. Si es posible, se debe iniciar con un fondo revolvente que permita pagar a las productoras el huevo en el momento del acopio y recuperarlo al momento que el cliente pague. Este fondo puede venir a partir de una cooperación inicial de las productoras o puede ser el resultado de un ahorro previo. La tesorería es el único caso en el que se recomienda que el periodo de rotación sea más largo para que haya claridad de las cuentas. Es necesario que quien tenga esta responsabilidad debe saber leer, escribir y matemáticas básicas.

Un apoyo para tener las cuentas claras es el registro del acopio. El colectivo Kikibá ha desarrollado formatos para ello. Sin embargo, cada grupo de productoras puede tener sus registros de acuerdo con la forma de organización, pero es importante considerar lo siguiente para su registro. La rotación de la responsabilidad de los registros puede ser en periodos más cortos. Es necesario que quien tenga esta responsabilidad debe saber leer y escribir.

El control de calidad tiene en sí mismo varias responsabilidades, las que tienen que ver con la inocuidad del huevo 1) revisar la limpieza, 2) revisar que no tengan fisuras y 3) revisar que este en el rango del peso (si así fuera) requerido y las que tiene que ver con la trazabilidad 1) poner etiquetas y 2) sellar. Se recomienda que la rotación de esta responsabilidad sea con mayor frecuencia, pues el involucramiento puede contribuir a mejorar la inocuidad desde el proceso productivo. En algunas comunidades se ha implementado un sistema de rotación por equipos, es decir, se han establecido equipos de control de calidad que rotan cada semana.

Si estos roles son claros el centro de acopio puede desarrollarse e ir mejorando continuamente. La continuidad dependerá directamente de la necesidad de su existencia, es decir, de la constancia en las ventas y la continua búsqueda de mercado.

En algunos casos como el del colectivo Kikibá, los centros de acopio forman parte de la red de acopio del comité Kikibá. Esto permite tener unidad con respecto a la inocuidad en una región conformada por varias comunidades, lo que hace que la marca tenga una mayor frecuencia. La vinculación intercomunitaria de los centros de acopio puede fortalecer la identidad y la visión empresarial de las productoras de huevo, por lo que se sugiere que pueda caminarse hacia allá.

En camino al sistema de mercado: lecciones aprendidas.

En este apartado se recupera la experiencia de las lecciones aprendidas del equipo técnico, del equipo de promotoras comunitarias y de las productoras de huevo.

La o el técnico responsable de acompañar en la construcción de un centro de acopio comunitario debe analizar previamente el grado organizativo del grupo.  Para esto puede observar la frecuencia de las reuniones, el respeto de los acuerdos y las acciones colectivas que hayan emprendido. Por ejemplo, cuando las productoras se han podido conectar de manera colectiva con proveedores de alimento se puede intuir que existe una organización mínima que les permite tomar acuerdos y respetarlos. Por el contrario, un grupo que no ha podido ponerse de acuerdo con las compras colectivas difícilmente podrá tomar acuerdos para vender de manera colectiva. Esto por supuesto, no quiere decir que no sea posible, pero no existe la posibilidad de que el grupo se fragmente por intentar forzar los procesos. La o el técnico debe entonces definir su actuar con respecto a su conclusión.

La o el técnico responsable de montar un centro de acopio comunitario debe dar seguimiento continuo al inicio de este, dar indicaciones, sugerencias y propiciar espacios de retroalimentación. Esto es necesario para evitar que en los primeros pasos del centro de acopio comunitario se generen fricciones personales debido al rechazo del huevo o al señalamiento de la mejora en la limpieza. La o el técnico debe guiar y transmitir el trato respetuoso entre el grupo de manera que se entienda que la inocuidad del huevo no tiene que ver con las relaciones personales o de amistad si no de la calidad del producto para con el cliente. La o el técnico debe ser firme en sus decisiones, y si bien puede ser flexible en el primer y segundo acopio con respecto a la calidad del huevo, debe dar en todo momento indicaciones claras para la mejora continua. Cuando la o el técnico responsable manifiesta una decisión ante el grupo debe respetarla, por ejemplo, si se indica que a alguna productora no se le volverá a recibir su huevo si viene sucio, debe mantenerse firme en esa decisión a pesar de los sentimientos que pueda tener, de no ser así, se creerá que la limpieza o el tamaño del huevo es un asunto de menor importancia.

La o el técnico responsable debe de dejar claro ante el grupo que su trabajo es fortalecer sus capacidades organizativas, de producción, empresariales y vinculación al mercado, pero no es la persona responsable de vender el huevo, esto lo deben hacer las productoras en su conjunto, de lo contrario no se puede garantizar la sostenibilidad en el tiempo. La o el técnico responsable debe ser cuidadoso con sus actos, no debe hacer comentarios a productoras en lo individual que sugieran que una productora u otras productoras tiene mal manejo, estos comentarios deben hacerse de manera abierta en sesiones de retroalimentación en la que todas las productoras puedan participar. Las sesiones de retroalimentación son necesarias para que las productoras asimilen los aprendizajes transmitidos a través de las capacitaciones, para que tomen sus acuerdos y mejoren su calidad. La o el técnico responsable debe observar detenidamente el desarrollo de los grupos de acopio para valorar el momento ideal para dejar que las productoras hagan su acopio sin acompañamiento técnico.

La o el técnico responsable debe saber observar liderazgos comunitarios y compartir con ellos el liderazgo del grupo, esto permitirá soltar en un tiempo menor el grupo. En este sentido, la o el técnico debe compartir el liderazgo con la promotora comunitaria.

Lo señalado anteriormente también aplica para las promotoras comunitarias que tienen el encargo de acompañar la construcción de un centro de acopio comunitario. En ocasiones se ha mencionado que las productoras dicen que es responsabilidad de la promotora comunitaria realizar todas las tareas del centro de acopio porque “se les está pagando”, es importante dejar claro que el centro de acopio comunitario asegura las ventas de las productoras y no de la promotora comunitaria, por lo que la promotora comunitaria no debe ser partícipe más que como asesora o acompañante. Por otro lado, si la promotora comunitaria también es productora, en el momento del acopio tiene el papel de productora y no de promotora comunitaria, por lo que, si es elegida para algún rol especifico, debe ser con base en su rol como productora.

La rotación de las responsabilidades o del lugar de acopio según el caso, deben quedar como un acuerdo permanente que se debe revisar continuamente, pues se corre el riesgo de que las responsabilidades mayores recaigan sobre una productora que con el tiempo se sienta cansada o inconforme. Esto puede ocasionar que la productora salga del grupo y ante su renuncia se fragmente el grupo. Puede ocurrir que después de algún tiempo algunas productoras se sientan cómodas con el nivel de responsabilidades y al tratarse el punto sobre la rotación puedan sugerir o manifestar abiertamente su salida. Por tal motivo, es necesario tener los acuerdos por escrito y sensibilizar en todo momento que todas las productoras se encuentran en un mismo nivel con respecto al colectivo, por lo que deben encontrarse en un mismo nivel con respecto a las responsabilidades.

Se puede decir que un centro de acopio comunitario ha madurado cuando las productoras pueden organizarse de manera autónoma, puede tomar sus decisiones y resolver sus probl

[1] . En México se usa el concepto de rezago social como parte de la evaluación y dimensionamiento de la pobreza, así “El Rezago Social es una medida que, en un índice y en un grado, resume indicadores agregados del acceso a algunos de los derechos sociales de las personas y de sus bienes en el hogar para las diferentes desagregaciones geográficas (entidades federativas, municipios y localidades). De tal forma que, nos permite dar seguimiento a indicadores relacionados con cuatro dimensiones señaladas en la Ley General de Desarrollo Social (LGDS): rezago educativo; acceso a los servicios de salud; calidad y espacios de la vivienda; y, servicios básicos en la vivienda. Adicionalmente, se incorporan indicadores referentes a los bienes del hogar.” (Consultado el 2 de abril de 2024 en el siguiente vínculo: https://www.coneval.org.mx/Medicion/IRS/paginas/que-es-el-indice-de-rezago-social.aspx#:~:text=El%20Rezago%20Social%20es%20una,federativas%2C%20municipios%20y%20localidades).
[2] . Con esta perspectiva es que Heifer Internacional construye y actualiza cada cinco años el parámetro de ingreso digno o Living Income Benchmark (LIB) que es una cuantificación que permite establecer monetariamente las metas claras para que las familias salgan de la pobreza. En México el LIB se actualizó en el año 2022 y se estableció en $5,848.50 usd. Es decir, si las familias logran generar ingresos por esa cantidad en un año, podrán salir de la pobreza y mejorar considerablemente sus medios de vida.

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