A mas de 10 años de trabajo en los bosques del café – Por: Víctor García Miranda
Ya no me da miedo hablar frente al público, vacunar, trabajar en el cafetal con mis compañeros y hacer las curvas de nivel…” Flori Barrios, mujer cafeticultora del Soconusco.
Desde muy temprano, cuando la espesa niebla comienza a removerse en las faldas del volcán Tacaná, un grupo de mujeres chiapanecas encabezadas por Floriserlda Barrios comienzan su camino al cafetal, no sin antes haber realizado algunas de las tareas principales del hogar.
Flori (como le gusta que le digan), lleva casada 23 años con Salvador y creció entre los cafetales húmedos del ejido de Santo Domingo en Unión Juárez, Chiapas. Estudió hasta sexto grado de primaria, pues no había secundaria en su comunidad, pero eso no impidió que aprendiera de su abuelo la importancia del cultivo del café y la relevancia de dar cuidado especial a la tierra que ha de crecerlo y madurarlo. En esa misma tierra es donde vio crecer a sus hijos, uno de ellos ya casado y chofer de profesión (igual que su padre Salvador) y otro más estudiando la Universidad.
Para los pequeños productores de café como Flori y su esposo, la vida en el cafetal conlleva un sinfín de retos en el ciclo de producción, principalmente vinculados a la falta de liquidez e inversión, agudizándose esto en la época de cosecha y de corte. El esfuerzo incluye la búsqueda de empleos temporales alternativos, pero complementarios para poder subsistir y además hacer que ocurra la producción.
A pesar de todo ello, existen esfuerzos importantes de los pequeños productores organizados para mantener vivas las actividades culturales y las prácticas productivas alrededor del café. Tal es el caso de la cooperativa ISMAM, donde Flori y su comunidad se apoyan para vender el café y buscar un precio, en comparación con los acopiadores o “Coyotes” locales. A través de ésta cooperativa fue como Flori se acercó al trabajo de Heifer, que junto con ISMAM, diseñarían un programa de desarrollo local para mejorar los ingresos de los productores de la región a través de hacer más eficiente la producción del café y la diversificación en las parcelas. Fue así que muy pronto, ella se desenvolvía como promotora de café y de seguridad alimentaria para dar apoyo a 5 comunidades.
Sus primeras experiencias de capacitación
A lo largo de los 2 años que Flori ha colaborado con Heifer, ha participado en diversos talleres, entre los que destaca: preparación de abonos verdes, técnicas para la conservación de suelos a través de implementar curvas de nivel en la parcela; mejorar la practica de poda del cafetal; realizar un mapeo de las parcelas; cultivar hortalizas y hasta vacunar aves y preparar su alimento. Las experiencias de aprendizaje que tiene presente, son aquellas que lleva a la práctica, pues ella considera que, si bien es importante conocer la teoría, todavía es más importante hacerlo en el campo… en la vida real. Uno de los ejemplos de cómo ha aplicado sus nuevos conocimientos, es en la poda de su parcela:
“…ahorita que están haciendo la poda, le digo (al podador) esto no me gusta y me dice la persona que está podando, no, pero esta mata se va a componer, y yo le digo no, esa no la quiero así, mejor hazla así, porque yo ya me di cuenta de cómo se hace bien…” comenta Flori
Un elemento fundamental es el acompañamiento que realiza con otros productores y productoras, esa es la clave para que el programa sea un éxito y además para que pueda escalar y llagar a mas gente. Ha asesorado a otros y los ha apoyado a identificar el resultado de su trabajo, un ejemplo, nos platica, es con agricultores vecinos:
Flori: “…¿ya podaron aquí?”
Agricultor: Si.
Flori continua: “¿Qué le vez a esta mata? Y el agricultor se me queda viendo y le vuelvo a preguntar ¿qué rama vez que no sirve? Ah, pues esta me dice y le digo ¡así es! … tal vez no podemos podar, pero me doy cuenta de qué rama es la que no sirve, para permitir que la mata se desarrolle mejor y de mejor su fruto…”
Respecto a la expectativa y los retos que enfrentan los productores de café Flori nos ha dejado ver una realidad importante:
“…casi no pensamos en el futuro y ese es un problema; soy consciente de que vamos a morir, no sabemos si ahorita o mañana… Si Dios me presta vida, como tengo mi terrenito, entonces ya teniendo un poquito más de tiempo, nos gustaría trabajarlo más y dejar algo a nuestros hijos y nietos…”.
Flori es un caso de éxito, aislado en el mundo del café dominado en su mayoría por los hombres; ella ha demostrado que se puede ser impulsora del cambio y que es posible regar semillas que algún día darán café y esperanza por otros lados…
“Ya se me hace más fácil apoyar a las personas que quieran. Yo antes sabía muy poco, pero he aprendido con mi familia, mis hermanos, mi hijo y yo, todos con machete a darle duro… Ahorita hay una nueva compañera que recibió sus plantitas de café y la estoy apoyando, porque su marido no la apoya y le digo: tú trabaja con tus hijos, échale ganas, haz esto, poco a poco, con una cuerda que hagas, al otro año haces otra, y así… ya tienen a sus dos hijos grandecitos… me dice que ahorita va a sembrar, y le digo: me hablas, te voy a apoyar le digo, me avisas, ella tiene sus plantitas del proyecto con Heifer, pero no las pudo sembrar porque se le enfermó su hija, y su esposo no trabaja, y me dice, deme chance doña Flori, yo voy a trabajar, y le digo, si, el apoyo es para ti, a la larga vas a ver el resultado, y le digo me avisas, para que yo vaya y yo te ayude, yo te apoyo y así aprenden tus hijos. Ahora, yo me pongo como ejemplo, porque a mí me pasó los mismo , … con una que te quede, con eso ya se puede…un día serán cientos de plantas dando tazas de café a la gente de todos lados…” Concluye Flori
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